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Calle Teniente General Juan Domingo Peron

En agosto de 1913, el diputado socialista Mario Bravo presentó un proyecto de ley para cambiar el nombre de la calle Cangallo por el de Juan Bautista Alberdi. El legislador, de izquierda, afirmó en el Congreso que Alberdi era una de las cuatro figuras fundadoras de la organización constitucional y republicana, junto a Bernardino Rivadavia, Bartolomé Mitre y Domingo Sarmiento, por lo que merecía estar junto a esos próceres con una arteria propia en la ciudad de Buenos Aires. La bancada socialista se proclamaba orgullosa heredera del pensamiento de estos cuatro argentinos.

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Fina ironía de la historia argentina: quien inmediatamente se opuso al cambio de denominación fue José Félix Uriburu, entonces diputado por Salta y años después el protagonista del golpe de Estado de 1930. El hombre que luego admiraría a Mussolini y su régimen autoritario y corporativo, arguyó que Bernardino Rivadavia había dispuesto que el nombre de Cangallo jamás sería borrado en la metrópoli. Poco tiempo después, el proyecto de Mario Bravo fue desestimado por el Congreso.

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En los años de 1980, el ahora inexistente Concejo Deliberante porteño cambió el nombre de Cangallo por el de Juan Domingo Perón, quien como capitán participó en el golpe de Estado de Uriburu en 1930, y fue uno los miembros más destacados del golpe nacionalista de junio de 1943. Ambos pronunciamientos militares buscaron cambiar el orden constitucional liberal por un sistema corporativo, estatista y jerárquico de la sociedad. Bien podemos afirmar que fue Perón, desde la presidencia, quien logró desarticular el orden republicano que limitaba el poder y un sistema económico y social basado en las libertades individuales, la iniciativa privada y la integración al mundo.

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Cruel ironía, la calle Cangallo no llevó jamás el nombre de Alberdi pero sí el de Perón, y se convirtió en un símbolo de la Argentina que pudo ser y de la que finalmente fue. Alberdi tiene presencia en las calles porteñas, aunque su nombre es más recordado por los cerámicos y grifería que se ofrecen en su avenida que por sus "Bases" y "Sistema Económico y Rentístico". Perón, en cambio, no sólo logró apoderarse de Cangallo, sino de las mentes y voluntades de millones de argentinos, que aún siguen proclamándose sus fieles seguidores, y de muchos políticos que lo hacen por convicción, comodidad o conveniencia.

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Yo, la sigo llamando Cangallo, aunque a muchos no les agrade. Decirle Perón es insultar al pueblo argentino, aunque muchos de ellos se lo merecen por no saber pensar o ir siempre para el mismo lado donde va la corriente.

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Armando Maronese

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Fuente Redacción Digital

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Calle Peron esquina Junin

Calle Peron entre Junin y calle Ayacucho

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